El día 9 de julio de 1976 las noticias destacadas son la celebración de un consejo de ministros y la jura de cargo de estos ante el Rey. En la portada adelanta brevemente que tras el acto de juramiento, los nuevos miembros del gabinete mantuvieron una reunión informal. En el caso de El Correo no hemos añadido el día 8, debido a que las páginas donde se desarrolla el tema lo dedican exclusivamente a hacer breves biografías sobre los componentes del nuevo Gobierno. (A la izquierda la portada del día 8 de julio de 1976)
En el interior del día 9 en la página 21 desarrolla lo avanzado en la portada. Explican al detalle como ha sido el acto de juramiento, incluso transcriben el texto que los ministros han tenido que leer para la jura, también explican como tras el acto el Rey junto con la Reina, el príncipe y la infanta recibieron a los nuevos ministros y mantuvieron una reunión informal. La otra cara más amarga viene con el editorial de Augusto Assia, donde se vuelve a criticar la manera de llegar a la democracia como con el cuarto párrafo que dice: "En lo que las democracias (monárquicas o republicanas) se distinguen más de las dictaduras no es, aunque sea mucho, en el modo como ejercen el poder, sino en cómo lo transmiten, o lo traspasan, de unas manos a otras, de unas a otras fuerzas o de unos partidos a otros. Y es, por esta destreza, por la que en la última instancia se juzga a las democracias. A las dictaduras se las juzga por la tenacidad con que se apegan al poder y hacen imposible toda transferencia.
En la página siguiente se muestra una crónica de Amalia Sánchez subtitulada "Empieza a actuar un Gobierno más de circunstancias que de hombres". Esta crónica va más haya de una simple crítica a como ha llegado la democracia, sino que augura un futuro efímero al Gobierno y añade frases como: "La mediocre impresión causada por el Gobierno al que ningún comentarista se atreve a dedicarles mayores elogios que el de <<competente>>, <<joven>> o <<esperanzador>>".
La página la completan con la información de los exministros despidiéndose de sus colaboradores, complementándolas con declaraciones de los mismos, por ejemplo Villar Mir, reunió a su equipo y les dedicó unas palabras como "me voy con la tranqula serenidad del deber cumplido"
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